Es tucumano, vivió en la Patagonia y también lo hizo en el exterior (Estados Unidos), donde buscó crecer aún más en el deporte. Admitió gustarle vivir al límite y amar lo que hace.
En referencia a sus inicios Zelaya explicó como fue: "Lo mío empezó con la bicicleta, hacía Mountain Bike. Soy inquieto y disfruto de realizar actividades en la naturaleza". Pablo, con sus 36 años, logró el quinto puesto de las expediciones más rápidas cuando subió y bajó el Aconcagua en tan solo 18 horas.
"Además de ser andinista, soy parte del equipo de rescate en las carreras de aventura", contó el invitado. No es un deporte, al igual que muchos, muy difundido a lo que Zelaya Huerta dio su opinión: "Acá este deporte no es muy común, los tucumanos no están acostumbrados".
El andinismo siempre fue considerado una actividad de mucho riesgo, no es por nada que se registran un promedio de seis andinistas muertos por años que suben el Aconcagua, pero sin dudas que Zelaya puede dar fe de que esto es así. Era el 2 de julio del año 2011, él junto a un amigo(Alejandro Sorondo), se encontraban escalando en los Nevados del Aconquija cuando un fuerte viento los separó: "La caída fue un 2 y yo amanecí el 4 con sangre mía a mi alrededor, tenía el casco roto y el cráneo abierto; un hombro fisurado y el otro quebrado. No lo encontré a Ale por ningún lugar", recordó con tristeza el deportista. El 23 de ese mes se encontró sin vida a su compañero de expedición, el cordobés Alejandro Sorondo: "Desde ese día volví cuatro veces al lugar para ver si recuerdo algo, pero sigo sin poder hacerlo", dijo emocionado el invitado.
Su pasión no cambia y aspira a mucho más. Tiene un nuevo desafío para abril del año próximo: "Voy a viajar a Nepal para escalar los 8000 metros del Himalaya", concluyó el tucumano.
Alpinismo en el Aconcagua:
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